Los objetivos dan propósito, sin duda. Si son realizables, aunque sea aproximadamente. Y saciarlos - quedarnos sin quehacer - puede ser un horror. Pero si hay disfrute, si hay recreación, yo creo que nos adaptaríamos. Inventaríamos objetivos. No veo cómo los dioses nos quitarían eso.
"Por fin comprendo la frase de Camus: «Hay que imaginar a Sísifo feliz.» Quiso decir que uno repite toda su vida las mismas estupideces pero que puede que la felicidad consista precisamente en eso. Tengo que agarrarme a esta idea. Amar tu infelicidad, ya que es rica en golpes de efecto." (El amor dura tres años, de Frédéric Beigbeder)
¿Y si la verdadera maldición es saciarse y dejar de tener objetivos?
Los objetivos dan propósito, sin duda. Si son realizables, aunque sea aproximadamente. Y saciarlos - quedarnos sin quehacer - puede ser un horror. Pero si hay disfrute, si hay recreación, yo creo que nos adaptaríamos. Inventaríamos objetivos. No veo cómo los dioses nos quitarían eso.
Compañía de calidad mítica. Muchas gracias.
Aunque unos buenos pájaros :)
"Por fin comprendo la frase de Camus: «Hay que imaginar a Sísifo feliz.» Quiso decir que uno repite toda su vida las mismas estupideces pero que puede que la felicidad consista precisamente en eso. Tengo que agarrarme a esta idea. Amar tu infelicidad, ya que es rica en golpes de efecto." (El amor dura tres años, de Frédéric Beigbeder)