Ante lo que viene, escuchaba ayer al periodista italiano Andrea Rizzi, presentando su libro “La era de la revancha”, hacer una defensa de la educación, en lo público, y de la salvaguarda de “nuestros valores” en la esfera individual. Guido usa como armas el amor, el humor y la creatividad. Pero asusta pensar si no nos estaremos haciendo trampas al solitario, fiando el futuro a una esperanza ingenua en un caso o resignados, en el otro, al prestigio romántico e intelectual de la derrota asumida con dignidad.
La esperanza debe inspirar pero nunca desarmar la acción política. Refrescarnos en ella por romántico o ingenuo que parezca creo que es necesario. Si no, se pierde fuelle. Gracias por tu aportación.
Si la poesía nos da acceso a una interpretación de la realidad (verdadera, según Juan Ramón Jimenez), la narrativa la crea. La filosofía clásica ya lo sabía y ahora lo practican con interés la publicidad, el periodismo y la política. El relato. El de Roberto Benigni es un metarrelato fascinante. Igual lo conoces, pero por si acaso pongo la referencia del ensayo que me ha cautivado el pasado verano. Lo disfrutarás mucho, seguro. Es una aproximación científica a la narración. Will Storr: La ciencia de contar historias, Ed. Capitán Swing. Aquí va un aperitivo:
“Con el fin de poder contar la historia de nuestra vida, el cerebro tiene que inventarse un mundo en el que podamos vivir, con todo su colorido, su movimiento, sus objetos y sus sonidos. Así como los personajes de ficción existen en una realidad que se ha creado activamente, nosotros también. Pero eso no es lo que percibimos como seres humanos vivos y conscientes. Más bien sentimos que observamos la realidad desde nuestros cráneos, directamente y sin impedimento alguno. Sin embargo, no es así. El mundo «de ahí fuera» es en realidad una reconstrucción de la realidad que se produce dentro de nuestras cabezas. Es un acto creativo del cerebro narrador de historias.”
Me recuerda a Cervantes y a sus personajes creadores de metarrelatos, sus locos lúcidos: el Quijote, creado por Alonso Quijano, pero también el licenciado que se creía de cristal en sus Novelas ejemplares. El salto de Benigni es que su metarrelato se genera en la mente del hijo a través de las palabras del padre. ¡Gracias por esa visita renovada a La vida es bella!
Me costó muchos años ver La vida es bella. Todo porque mi cabeza no concebía una forma de que esa historia pudiera estar narrada de una forma tan preciosa.
Pero bueno, me equivocaba. Gran homenaje a esta inmensa película.
Ante lo que viene, escuchaba ayer al periodista italiano Andrea Rizzi, presentando su libro “La era de la revancha”, hacer una defensa de la educación, en lo público, y de la salvaguarda de “nuestros valores” en la esfera individual. Guido usa como armas el amor, el humor y la creatividad. Pero asusta pensar si no nos estaremos haciendo trampas al solitario, fiando el futuro a una esperanza ingenua en un caso o resignados, en el otro, al prestigio romántico e intelectual de la derrota asumida con dignidad.
O es solo que me he levantado pesimista ;).
La esperanza debe inspirar pero nunca desarmar la acción política. Refrescarnos en ella por romántico o ingenuo que parezca creo que es necesario. Si no, se pierde fuelle. Gracias por tu aportación.
Si la poesía nos da acceso a una interpretación de la realidad (verdadera, según Juan Ramón Jimenez), la narrativa la crea. La filosofía clásica ya lo sabía y ahora lo practican con interés la publicidad, el periodismo y la política. El relato. El de Roberto Benigni es un metarrelato fascinante. Igual lo conoces, pero por si acaso pongo la referencia del ensayo que me ha cautivado el pasado verano. Lo disfrutarás mucho, seguro. Es una aproximación científica a la narración. Will Storr: La ciencia de contar historias, Ed. Capitán Swing. Aquí va un aperitivo:
“Con el fin de poder contar la historia de nuestra vida, el cerebro tiene que inventarse un mundo en el que podamos vivir, con todo su colorido, su movimiento, sus objetos y sus sonidos. Así como los personajes de ficción existen en una realidad que se ha creado activamente, nosotros también. Pero eso no es lo que percibimos como seres humanos vivos y conscientes. Más bien sentimos que observamos la realidad desde nuestros cráneos, directamente y sin impedimento alguno. Sin embargo, no es así. El mundo «de ahí fuera» es en realidad una reconstrucción de la realidad que se produce dentro de nuestras cabezas. Es un acto creativo del cerebro narrador de historias.”
Me recuerda a Cervantes y a sus personajes creadores de metarrelatos, sus locos lúcidos: el Quijote, creado por Alonso Quijano, pero también el licenciado que se creía de cristal en sus Novelas ejemplares. El salto de Benigni es que su metarrelato se genera en la mente del hijo a través de las palabras del padre. ¡Gracias por esa visita renovada a La vida es bella!
Me conmovió tanto esa película que no creo que pueda volver a verla sin un prozac.
Me costó muchos años ver La vida es bella. Todo porque mi cabeza no concebía una forma de que esa historia pudiera estar narrada de una forma tan preciosa.
Pero bueno, me equivocaba. Gran homenaje a esta inmensa película.
Impresionante, Javier. Ganas de ver de nuevo la peli esta misma tarde. Esta vez con nuevas capas de significados. Gracias.
Excelente comentario!