Excelente. Siempre tuve la sensación de que el mundo se dirige a una nueva Edad Media de oscurantismo, ya no impuesto por la religión sino por la tecnología: es cada vez menos necesario pensar, está todo resuelto, no hay más preguntas.
En estos tiempos en los que parece que el mundo gira alrededor de la vileza (Trump, Gaza, nuestros corruptos nacionales), siempre es bueno recordar que la partida, la gran partida, se está jugando en otro sitio.
Que nosotros no formemos parte de ella no significa que no vayamos a cambiar con ella. Gracias por escribirlo. Brillante.
En tu línea, Javier, un análisis exhaustivo y muy sensato, enhorabuena.
Justo el otro día leía la visión de un directivo de Linkedin acerca del futuro de los juniors, y básicamente lo veía negro (su autoritas lo hace más inquietante aun). La IA se come en segundos las tareas que a un junior le llevar horas o días, pero con las que aprende y desarrolla el oficio. El empresario reclama velocidad y la filosofía de «Dar cera, pulir cera» parece haber quedado obsoleta.
¿Cómo será la persona senior de mañana si no se entrena la persona junior de hoy? ¿Cómo sumará horas de vuelo para desarrollar su instinto y su criterio, para aprender a identificar y afrontar las turbulencias de un trabajo? Ahora las empresas están cegadas con la IA como si fuera la salvadora de procesos y tareas. pero necesitarán y reclamarán a personas formadas.
La visión cortoplacista de «me ahorro sueldos» meterá en callejones sin salida a más de una empresa el día de mañana. Y aunque alguna que otra escuela de formación diga que coge a juniors y los convierte en auténticos profesionales, no existen los «criaderos de juniors». Una persona crece y se curte en la realidad del trabajo, en el día a día. Si se les quita ese entrenamiento porque es «poco rentable», ¿qué les quedará? ¿Qué les quedará mañana a las empresas? Desde luego el modelo formativo tiene que cambiar.
Mi inevitable impulso optimista me lleva a pensar en la IA como un revulsivo en las políticas de las empresas, conscientes súbitamente de la importancia de las personas y su experiencia. Empresas que cuiden a su profesionales y les hagan progresar a lo largo del tiempo, que inviertan en su aprendizaje para cuidarles como si fueran un mineral raro y valioso. Que les resulte más rentable cuidarlas que tratarlas como material desechable.
Como cantaron Christoph Müller y Eduardo Makaroff, «Todo puede suceder».
Gracias por tu exhaustivo comentario, Iván. Efectivamente, creo que la clave estará en la adopción, como en otras disrupciones tecnológicas. Si los directivos y emprendedores son tan ciegos como para seguir pensando que las tareas repetitivas las tienen que hacer más becarios o administrativos de bajos sueldos, quienes usen la IA se los comerán; pero quienes simplemente la incorporen para reemplazar a estos perfiles sin inyectarla para potenciar la capacidad de trabajo también de los júnior, se quedará sin futuro. Aunque a corto puedan salirle las cuentas y volverse más competitivo. Gracias por pasarte.
Me ha encantado el post, y sobre todo los datos de empleo. En España también ha caído el índice de contrataciones de ingenieros de software. Parece que vayamos hacia una gerontocracia. Una fuerza laboral solo de seniors, y que además, puede que en gran medida se dediquen a vigilar y corregir, lo cual no es un trabajo nada agradable.
Tal y como dice Miguel en un comentario, yo también creo que la fuerza laboral se está readaptando y llevará un tiempo. Pero desde luego, cada vez creo menos esos mantras de que hay que apostar por las STEM, o solo por la inteligencia artificial. Creo que triunfarán las personas que se adapten más rápido y sepan surfear las olas. ¿Habrá que saber usar la IA? Sí, pero para mí, seguirán haciendo falta filósof@s, abogad@s y cajer@s de supermercado.
Yo, como opinión personal, creo que estamos entrando en una época de ajuste que posiblemente dure mucho más de lo que nos creemos. Es verdad que ya se perciben ciertos patrones, pero también se observa cómo algunas empresas se retractan de decisiones iniciales. Terminaremos llegando a un equilibrio, pero posiblemente aún queden muchos bandazos por dar para uno y otro lado.
De todos los temas que planteas, posiblemente el que más me preocupa es el de la contratación de jóvenes en algunos trabajos. Sin duda, hay empresas que podrán funcionar sin perfiles junior, pero sin esos perfiles, formándose y creciendo en el mundo laboral, va a ser complicado que en unos años sea posible reemplazar a todos esos empleados experimentados que saben usar la tecnología disponible de forma eficaz (como bien comentas). Lo inteligente, de nuevo desde mi punto de vista, sería mantener la contratación, pero orientar la formación de esos jóvenes al uso de toda esta nueva tecnología. Parece mentira que las empresas no entiendan el potencial de formar a alguien que no está viciado en viejos patrones de trabajo :).
Excelente. Siempre tuve la sensación de que el mundo se dirige a una nueva Edad Media de oscurantismo, ya no impuesto por la religión sino por la tecnología: es cada vez menos necesario pensar, está todo resuelto, no hay más preguntas.
Hola Javier
En estos tiempos en los que parece que el mundo gira alrededor de la vileza (Trump, Gaza, nuestros corruptos nacionales), siempre es bueno recordar que la partida, la gran partida, se está jugando en otro sitio.
Que nosotros no formemos parte de ella no significa que no vayamos a cambiar con ella. Gracias por escribirlo. Brillante.
En tu línea, Javier, un análisis exhaustivo y muy sensato, enhorabuena.
Justo el otro día leía la visión de un directivo de Linkedin acerca del futuro de los juniors, y básicamente lo veía negro (su autoritas lo hace más inquietante aun). La IA se come en segundos las tareas que a un junior le llevar horas o días, pero con las que aprende y desarrolla el oficio. El empresario reclama velocidad y la filosofía de «Dar cera, pulir cera» parece haber quedado obsoleta.
¿Cómo será la persona senior de mañana si no se entrena la persona junior de hoy? ¿Cómo sumará horas de vuelo para desarrollar su instinto y su criterio, para aprender a identificar y afrontar las turbulencias de un trabajo? Ahora las empresas están cegadas con la IA como si fuera la salvadora de procesos y tareas. pero necesitarán y reclamarán a personas formadas.
La visión cortoplacista de «me ahorro sueldos» meterá en callejones sin salida a más de una empresa el día de mañana. Y aunque alguna que otra escuela de formación diga que coge a juniors y los convierte en auténticos profesionales, no existen los «criaderos de juniors». Una persona crece y se curte en la realidad del trabajo, en el día a día. Si se les quita ese entrenamiento porque es «poco rentable», ¿qué les quedará? ¿Qué les quedará mañana a las empresas? Desde luego el modelo formativo tiene que cambiar.
Mi inevitable impulso optimista me lleva a pensar en la IA como un revulsivo en las políticas de las empresas, conscientes súbitamente de la importancia de las personas y su experiencia. Empresas que cuiden a su profesionales y les hagan progresar a lo largo del tiempo, que inviertan en su aprendizaje para cuidarles como si fueran un mineral raro y valioso. Que les resulte más rentable cuidarlas que tratarlas como material desechable.
Como cantaron Christoph Müller y Eduardo Makaroff, «Todo puede suceder».
Gracias por tu exhaustivo comentario, Iván. Efectivamente, creo que la clave estará en la adopción, como en otras disrupciones tecnológicas. Si los directivos y emprendedores son tan ciegos como para seguir pensando que las tareas repetitivas las tienen que hacer más becarios o administrativos de bajos sueldos, quienes usen la IA se los comerán; pero quienes simplemente la incorporen para reemplazar a estos perfiles sin inyectarla para potenciar la capacidad de trabajo también de los júnior, se quedará sin futuro. Aunque a corto puedan salirle las cuentas y volverse más competitivo. Gracias por pasarte.
Me ha encantado el post, y sobre todo los datos de empleo. En España también ha caído el índice de contrataciones de ingenieros de software. Parece que vayamos hacia una gerontocracia. Una fuerza laboral solo de seniors, y que además, puede que en gran medida se dediquen a vigilar y corregir, lo cual no es un trabajo nada agradable.
Tal y como dice Miguel en un comentario, yo también creo que la fuerza laboral se está readaptando y llevará un tiempo. Pero desde luego, cada vez creo menos esos mantras de que hay que apostar por las STEM, o solo por la inteligencia artificial. Creo que triunfarán las personas que se adapten más rápido y sepan surfear las olas. ¿Habrá que saber usar la IA? Sí, pero para mí, seguirán haciendo falta filósof@s, abogad@s y cajer@s de supermercado.
Yo, como opinión personal, creo que estamos entrando en una época de ajuste que posiblemente dure mucho más de lo que nos creemos. Es verdad que ya se perciben ciertos patrones, pero también se observa cómo algunas empresas se retractan de decisiones iniciales. Terminaremos llegando a un equilibrio, pero posiblemente aún queden muchos bandazos por dar para uno y otro lado.
De todos los temas que planteas, posiblemente el que más me preocupa es el de la contratación de jóvenes en algunos trabajos. Sin duda, hay empresas que podrán funcionar sin perfiles junior, pero sin esos perfiles, formándose y creciendo en el mundo laboral, va a ser complicado que en unos años sea posible reemplazar a todos esos empleados experimentados que saben usar la tecnología disponible de forma eficaz (como bien comentas). Lo inteligente, de nuevo desde mi punto de vista, sería mantener la contratación, pero orientar la formación de esos jóvenes al uso de toda esta nueva tecnología. Parece mentira que las empresas no entiendan el potencial de formar a alguien que no está viciado en viejos patrones de trabajo :).
Como siempre, todo muy interesante.
Por cierto, te mereces estar siempre como Gran Historia en el Diario, pero si lo hacemos se nos van a quejar ...
Hola, he querido votar (y Roberto también), pero no nos deja.
Queríamos votar semanal y espíritu crítico.
Por cierto, muy bueno tu artículo. Con gran maestría has introducido lo del barón para acabar hablando del fin de Internet. Muy agudo.