¡Hola, Javier! Como siempre, fantástico el artículo. Me ha surgido una duda en relación con la carne cultivada. Redefine Meat está desarrollando este tipo de productos (además de los plant-based), pero, hasta donde sé, aún no existe autorización para comercializar carne cultivada en Europa. Por tanto, entiendo que las 500 toneladas que mencionas corresponden a productos plant-based y no a carne cultivada (cell-based).
Gracias por tu comentario, Javier, y por la precisión: efectivamente, Redefine Meat no produce carne cultivada (cell-based), sino productos 100 % vegetales (plant-based) que imitan la textura y el sabor de la carne, elaborados mediante impresión 3D. No la pueden llamar carne como tal y por eso hablan de “New Meat”, una gama de alternativas vegetales a la carne tradicional (https://www.redefinemeat.com).
Además, como bien apuntas, actualmente no está autorizada la comercialización de carne cultivada en la Unión Europea. Si bien se han hecho algunas demostraciones con fines regulatorios o científicos, ningún producto cell-based está disponible aún en el mercado europeo (https://gfieurope.org/cultivated-meat/).
A pesar de ello, me he permitido el pecadillo de ser un poco sensacionalista, porque creo que el camino es prometedor y sorprendente.
Lo es, lo es… ¡Un camino de lo más interesante! Para quien le pique la curiosidad, hay una revista en español sobre FoodTech que está muy bien (intrepia.io). Da igual que la fundáramos mi mujer y yo hace ya 10 años… ¡la recomiendo igual! 🤣🤣
Mientras avanzaba entre milagros impresos en 3D y cerebros que susurran a máquinas con voz propia, no podía dejar de pensar en una distinción que me sigue pareciendo crucial: la que separa la existencia de una tecnología de su uso, y más aún, la que distingue entre las posibilidades que abre (para cuidar, para dañar, para transformar) y la materialización concreta de dichas posibilidades, siempre situada, siempre elegida.
Porque creo que la tecnología no es el acto, sino la condición de posibilidad.
La tecnología no elige. Somos nosotros quienes, en su campo de juego, decidimos qué parte del tablero ocupar: si el umbral de lo humano ampliado o la pendiente de su degradación. La tecnología puede curar, puede manipular, puede devolver la voz o multiplicar el ruido. Y en medio de todo, la fascinación técnica corre el riesgo de anestesiar la responsabilidad ética, como si bastara con el prodigio para justificar su uso.
Es cierto que el asombro tecnológico puede nublar nuestro juicio moral. Porque de repente podemos hacerlo no nos preguntamos si debemos. Pero la tecnología nunca es neutra. Su diseño nos empuja ya hacia cierto lado del tablero. En el diseño ya se inyectan monstruos. Si no, que me digan qué buen propósito puede darle un niño a un Kalashnikov cargado. Y sin embargo, estoy contigo: ese diablo no nos exime de culpa. Nos jugamos lo que somos en lo que hacemos, también y cada vez más, con la tecnología. Gracias por traer siempre finura, Chus.
El ejemplo del filete y del cambio de cara me volaron la cabeza🤯
La IA anda, como diríamos en Cuba "loma abajo y sin frenos"
Esto trae muchos dilemas éticos, pero,en realidad no es responsabilidad de la tecnología, no ha sido ella la que nos ha puesto aquí. Siempre hemos sido nosotros.
La incertidumbre sobre el futuro es creciente, pero no tengo ninguna duda de que la tecnología mejorará innumerables ámbitos de nuestras vidas. El único miedo latente, que pesa mucho, es si seremos capaces de capear todos los peligros que se están sofisticando con la tecnología.
Soy un optimista y quiero creer que sí, pero hay días en los que la niebla me nubla la vista. Con los cuatro primeros descubrimientos que has traído me habría bastado por esta semana :).
Vértigo por el fondo y por la forma. Qué original y bien hilado. 🎩
¡Hola, Javier! Como siempre, fantástico el artículo. Me ha surgido una duda en relación con la carne cultivada. Redefine Meat está desarrollando este tipo de productos (además de los plant-based), pero, hasta donde sé, aún no existe autorización para comercializar carne cultivada en Europa. Por tanto, entiendo que las 500 toneladas que mencionas corresponden a productos plant-based y no a carne cultivada (cell-based).
Gracias por tu comentario, Javier, y por la precisión: efectivamente, Redefine Meat no produce carne cultivada (cell-based), sino productos 100 % vegetales (plant-based) que imitan la textura y el sabor de la carne, elaborados mediante impresión 3D. No la pueden llamar carne como tal y por eso hablan de “New Meat”, una gama de alternativas vegetales a la carne tradicional (https://www.redefinemeat.com).
Además, como bien apuntas, actualmente no está autorizada la comercialización de carne cultivada en la Unión Europea. Si bien se han hecho algunas demostraciones con fines regulatorios o científicos, ningún producto cell-based está disponible aún en el mercado europeo (https://gfieurope.org/cultivated-meat/).
A pesar de ello, me he permitido el pecadillo de ser un poco sensacionalista, porque creo que el camino es prometedor y sorprendente.
Gracias por tu comentario y apreciación.
Lo es, lo es… ¡Un camino de lo más interesante! Para quien le pique la curiosidad, hay una revista en español sobre FoodTech que está muy bien (intrepia.io). Da igual que la fundáramos mi mujer y yo hace ya 10 años… ¡la recomiendo igual! 🤣🤣
Entonces un privilegio tenerte por aquí comentando, además con esa humildad. ¡Muchas gracias!
Qué vértigo, Javier.
Mientras avanzaba entre milagros impresos en 3D y cerebros que susurran a máquinas con voz propia, no podía dejar de pensar en una distinción que me sigue pareciendo crucial: la que separa la existencia de una tecnología de su uso, y más aún, la que distingue entre las posibilidades que abre (para cuidar, para dañar, para transformar) y la materialización concreta de dichas posibilidades, siempre situada, siempre elegida.
Porque creo que la tecnología no es el acto, sino la condición de posibilidad.
La tecnología no elige. Somos nosotros quienes, en su campo de juego, decidimos qué parte del tablero ocupar: si el umbral de lo humano ampliado o la pendiente de su degradación. La tecnología puede curar, puede manipular, puede devolver la voz o multiplicar el ruido. Y en medio de todo, la fascinación técnica corre el riesgo de anestesiar la responsabilidad ética, como si bastara con el prodigio para justificar su uso.
Es cierto que el asombro tecnológico puede nublar nuestro juicio moral. Porque de repente podemos hacerlo no nos preguntamos si debemos. Pero la tecnología nunca es neutra. Su diseño nos empuja ya hacia cierto lado del tablero. En el diseño ya se inyectan monstruos. Si no, que me digan qué buen propósito puede darle un niño a un Kalashnikov cargado. Y sin embargo, estoy contigo: ese diablo no nos exime de culpa. Nos jugamos lo que somos en lo que hacemos, también y cada vez más, con la tecnología. Gracias por traer siempre finura, Chus.
El ejemplo del filete y del cambio de cara me volaron la cabeza🤯
La IA anda, como diríamos en Cuba "loma abajo y sin frenos"
Esto trae muchos dilemas éticos, pero,en realidad no es responsabilidad de la tecnología, no ha sido ella la que nos ha puesto aquí. Siempre hemos sido nosotros.
Me encanta esta publicación. Suscrito 🖐️
Es un placer conocer este espacio, espero que estén muy bien!
He visto tu perfil JAVIER y quiero sumarme a tu red de contactos! Vinculos en común, potencian sinergias colaborativas!!
Te dejo un gran abrazo desde Argentina...Daro!!
La incertidumbre sobre el futuro es creciente, pero no tengo ninguna duda de que la tecnología mejorará innumerables ámbitos de nuestras vidas. El único miedo latente, que pesa mucho, es si seremos capaces de capear todos los peligros que se están sofisticando con la tecnología.
Soy un optimista y quiero creer que sí, pero hay días en los que la niebla me nubla la vista. Con los cuatro primeros descubrimientos que has traído me habría bastado por esta semana :).