Soy voluntario en una ONG de integración social de jóvenes con riesgo de exclusión. Conozco alumnos de todos los orígenes imaginables: latinoamericanos, magrebíes, africanos... Y de Vallekas 😜.
La inmensa diferencia de mentalidades (entre ellos y conmigo, no sólo de tipo generacional, sino sobre todo social y cultural) me enseña cada día a romper prejuicios. No siempre lo consigo: no es fácil. Nuestros cerebros están entrenados así para detectar un peligro de manera inmediata, y para poder funcionar en grupos.
Como decís, nuestro cerebro paleolítico no es perfecto. Le hace falta un poco de fine tuning (o sea de empatía algo más global). Aunque soy escéptico al respecto. Gracias por el artículo
¡Hola! Es muy interesante esto que comentas. Una cosa que siempre me decía es que tenía que volver el servicio militar, y lo decía únicamente por eso, porque ahí todos iban vestidos iguales y estabais todos conviviendo juntos, personas de todo el país, con situaciones económicas y sociales completamente diferentes, etc.
En ese lugar también derribas todos esos prejuicios y te fuerzas a convivir con ellos hasta que todos hacéis piña.
No se si a mi padre le gustó mucho la mili, pero en eso creo que tiene razón, es como tu caso de la ONG. ¡Gracias por apoyar a una ONG, es muy noble de tu parte! 🙏
De nada. Lo triste es que debo tener la edad de tu padre. Que espero, por cierto, que esté muy bien. Pero sí, el servicio militar nos permitió ver un país que nadie más ha vuelto a ver. Yo he compartido cuarto (de cuartel se entiende) con abogados catalanes, zapateros de Cuenca, cocineros de Cádiz, Veterinarios de Madrid y pastores analfabetos de Badajoz. Ahí es nada.
No es que hagas piña. Las filias y las fobias surgen de manera natural, con todos los filtros sociales y educativos que puedas imaginar. Acabas con tus iguales. Pero ves lo que hay, y algo entiendes de lo que pasa fuera de tu pequeño universo.
Y no sigo que parezco el abuelo Cebolleta (chiste boomer). Saludos
El golpe de realidad que te daba hacer la mili era importante. De un día para otros tenías que ser disciplinado y veías que no todo el mundo vive como tú vivías en tu pueblo. Te abre mucho la mente.
Mi padre tiene más de 80 años y se encuentra de lujo. Como decimos por aquí (que no se si en el resto de España), va como un reloj.
La inteligencia artificial está cada vez más avanzada y es fascinante las capacidades que está desarrollando, pero sí es cierto que este tipo de "defectos" o comportamientos irracionales que tenemos como el de prejuzgar según nuestras creencias previas es algo completamente humano.
Soy voluntario en una ONG de integración social de jóvenes con riesgo de exclusión. Conozco alumnos de todos los orígenes imaginables: latinoamericanos, magrebíes, africanos... Y de Vallekas 😜.
La inmensa diferencia de mentalidades (entre ellos y conmigo, no sólo de tipo generacional, sino sobre todo social y cultural) me enseña cada día a romper prejuicios. No siempre lo consigo: no es fácil. Nuestros cerebros están entrenados así para detectar un peligro de manera inmediata, y para poder funcionar en grupos.
Como decís, nuestro cerebro paleolítico no es perfecto. Le hace falta un poco de fine tuning (o sea de empatía algo más global). Aunque soy escéptico al respecto. Gracias por el artículo
¡Hola! Es muy interesante esto que comentas. Una cosa que siempre me decía es que tenía que volver el servicio militar, y lo decía únicamente por eso, porque ahí todos iban vestidos iguales y estabais todos conviviendo juntos, personas de todo el país, con situaciones económicas y sociales completamente diferentes, etc.
En ese lugar también derribas todos esos prejuicios y te fuerzas a convivir con ellos hasta que todos hacéis piña.
No se si a mi padre le gustó mucho la mili, pero en eso creo que tiene razón, es como tu caso de la ONG. ¡Gracias por apoyar a una ONG, es muy noble de tu parte! 🙏
De nada. Lo triste es que debo tener la edad de tu padre. Que espero, por cierto, que esté muy bien. Pero sí, el servicio militar nos permitió ver un país que nadie más ha vuelto a ver. Yo he compartido cuarto (de cuartel se entiende) con abogados catalanes, zapateros de Cuenca, cocineros de Cádiz, Veterinarios de Madrid y pastores analfabetos de Badajoz. Ahí es nada.
No es que hagas piña. Las filias y las fobias surgen de manera natural, con todos los filtros sociales y educativos que puedas imaginar. Acabas con tus iguales. Pero ves lo que hay, y algo entiendes de lo que pasa fuera de tu pequeño universo.
Y no sigo que parezco el abuelo Cebolleta (chiste boomer). Saludos
El golpe de realidad que te daba hacer la mili era importante. De un día para otros tenías que ser disciplinado y veías que no todo el mundo vive como tú vivías en tu pueblo. Te abre mucho la mente.
Mi padre tiene más de 80 años y se encuentra de lujo. Como decimos por aquí (que no se si en el resto de España), va como un reloj.
Me ha gustado mucho el artículo. Con cosas así, ¿cómo va a estar cualquier robot remotamente cerca de parecerse a una mente humana?
La inteligencia artificial está cada vez más avanzada y es fascinante las capacidades que está desarrollando, pero sí es cierto que este tipo de "defectos" o comportamientos irracionales que tenemos como el de prejuzgar según nuestras creencias previas es algo completamente humano.