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Dec 7Editado

Muy buen artículo, Javier.

Creo que has hecho un muy buen diagnóstico del estado en que se encuentran muchas democracias liberales, aunque añadiría que eso de la separación de poderes y la independencia del cuarto poder, que en teoría son vitales son, la primera inexistente en España, y la segunda es muy relativa en según qué tópicos. Sólo por añadir algo a tu artículo:

1. Estoy 100% de acuerdo con tu diagnóstico sobre los partidos políticos. Tu párrafo, conciso y denso, habla por sí sólo:

"Simultáneamente, los partidos políticos atraviesan una crisis de legitimidad, evidenciada en la pérdida de afiliados y el vaciamiento de sus bases militantes. Sin una conexión fuerte con la ciudadanía, dependen cada vez más de estrategias mediáticas para sobrevivir, lo que les aleja de su función representativa. La clase política, además, se muestra decadente. El descrédito generalizado hacia la política disuade a las personas más preparadas de involucrarse en ella, dejando un vacío de talento que afecta la calidad del liderazgo democrático. Además, las instituciones administrativas, que deberían ser el motor del cambio, se perciben como ineficientes y desconectadas de las necesidades reales. Este panorama se agrava por el temor al fracaso electoral, que empuja a los líderes políticos a priorizar decisiones de corto plazo en detrimento de políticas públicas sostenibles."

Esto se traduce en la incapacidad para realizar acciones políticas que beneficien a la población por ausencia de interés, de conocimiento y capacidad. La orientación mediática o discursiva de las acciones políticas es funesta, porqué lleva a realizar políticas en pos de discursos vendibles y no en pos de efectos materiales (es una forma de idealismo filosófico ejercido). Son discursos y discursos sin una acción real, es más, muchas veces contraria al discurso.

Muy acertada también tu nota sobre cómo los partidos no son organizaciones que surjan de la sociedad civil (tampoco la mayoría de sindicatos), sino unas instituciones que posibilitan alcanzar posiciones de éxito y poder a través de la "trepa" desde las juventudes hasta la dirección, en la cuál no se ha de demostrar eficacia política, tan sólo saber dar puñaladas, tejer alianzas y ser buen orador (a veces ni eso, conocemos a alguno...). Es importante ver a los partidos políticos como un grupo existente con intereses propios que se perpetua en el poder, análogo a cualquier otro grupo funcionalmente idéntico (aunque formalmente distinto) de sociedades dictatoriales, monárquicas o no tan democráticas. Son facciones con intereses propios, y lo seguirán siendo. Una ley sociológica dice: "Toda institución tiende a su mantenimiento con independencia de si realiza o no la función que debería realizar".

2. Me gusta tu nota sobre la distinción aristotélica. Al respecto, creo que el estudio de la historia muestra que los efectos positivos para la población de las acciones de las élites (distingo entre élites políticas, económicas, culturales y militares) se da cuando ambas se benefician a su vez y/o las élites están "unificadas". En momentos de contracción, de límites de la productividad o de presión demográfica, es cuando se tiende a romper ese nexo positivo y las clases dirigentes tienden a mirar por sí mismas y, en muchos casos, a enfrentarse entre distintas élites por mantener o aumentar cuotas de poder, lo que da lugar a polarización y conflicto social por un empobrecimiento de las masas. Hablo a nivel general, seguro que hay excepciones, pero creo es una tónica que se adecua a la "longue durée".

Por eso, creo que la filosofía política y moral más "hegemónica" (no académica, aunque también) en las sociedades liberales y que está asumida en la cosmovisión de la población general, necesita entender las siguientes distinciones, que agrego a la tuya, para entender el mundo político:

a) Hay que distinguir entre la forma del sistema de gobierno de un Estado y las acciones que toma ese Estado.

b) Hay que distinguir entre la legitimidad por elección (sólo posible en ciertos sistemas de gobierno) y la legitimidad por aprobación (referente a los efectos de las acciones del Estado).

c) Hay que distinguir entre la intención u origen de una acción y sus efectos.

Saludos,

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